Te he mirado
como se les mira a un café y a un pastel
bajo un aguacero de invierno.
Me he sentado
con la partitura de una porcelana
a masticar tanta hambre tuya y nuestra.
Llueve y un auto
me ha salpicado el vestido.
He cerrado el paraguas
en abizcochado silencio
sobre bandeja de agua y pájaros.
Aún no llueve lo suficiente
como para volver a casa.